Al comenzar la Perashá se detalla las obligaciones de las familias de Guereshón y Merarí, con respecto a transportar las partes del Mishkán durante la travesía en el desierto, igual como se hizo en la Perashá pasada con la familia de Kehat, siendo un total de 8,580 Leviim aptos para el servicio del Mishkán (queriendo decir entre los 30 a los 50 años).

Escribe la Torá que cualquier persona impura no podía estar dentro del campamento, sino tenía que salir de éste hasta estar puro.

Se detallan las leyes de aquel que roba y jura en el Bet Din (juzgado) negando el robo, y después acepta su culpa, el cual tiene que pagar una quinta parte extra de lo que robó y traer una ofrenda al Mishkán, en el caso que haya fallecido el afectado se le entregaba el pago al Cohén.

Describe la Torá que cada Yehudí podía entregarle al Cohén que decidiera, los regalos que la Torá les concedió a éstos.

Sigue la Torá con las leyes de la Sotá, siendo ésta una mujer que al sospechar su marido que le es infiel la llevaba al Mishkán, trayendo un Korbán y el Cohén le daba de tomar aguas del Kiyor (Lavabo de los Cohanim) revueltas con tierra y diluía en éstas la Perashá de las leyes de la Sotá, siendo ésta infiel perecía, sin embargo si era inocente era bendecida con hijos.

Se puntualizan las leyes del Nazir, las cuales definen que al querer una persona dedicarse por completo al servicio de Hashem, tiene que restringir el consumo de la vid y todos sus derivados, el no cortarse el pelo y abstenerse de impurificarse con cualquier muerto.

Se menciona el Birkat Cohanim, el cual es la bendición que recitan los Cohanim a todo el pueblo.

Al finalizar la Perashá se describe las ofrendas y regalos que ofreció cada príncipe de las doce tribus de Israel al Mishkán a causa de su inauguración, las cuales incluían oro, plata, animales, harina, aceite e incienso.