Esta Perashá prosigue con la petición de Moshé y Aharón hacia el Faraón que libere a Bené Israel de Egipto, éste acepta liberar solo a los hombres, y Moshé le dice que es necesario que libere a todo el pueblo, al no aceptar el faraón, Hashem manda sobre Egipto la octava plaga, la cual constaba de una inundación de langostas sobre todo Egipto.

La novena plaga fue una obscuridad completa en toda la tierra de Egipto, sin embargo, a Bené Israel no le afectó ésta plaga y éstos si podían ver donde fuese que iban.

El Faraón acepta liberar a todo el pueblo, solo que les condiciona el dejar su ganado en Egipto, Moshé le contesta que no solamente se llevarán todo su ganado, sino incluso el mismo Faraón les dará ganado para sacrificar hacia Hashem, el Faraón se enoja y le sentencia a Moshé que la próxima vez que se presente ante él lo matará.

Hashem le dice a Moshé que el mes de Nisán será el primero del calendario, como también se le ordena a Bené Israel que tomen un cabrito el 10 de Nisán guardándolo hasta el 14 y sacrificarlo como Korbán Pesaj (Sacrificio de Pesaj), con la sangre de éste marcarán los marcos de las puertas de sus casas, lo cual los salvará de la última plaga, y cenarán la carne del Korbán asada junto con Matsot y Maror.

Se le ordena a Bené Israel recordar la salida de Egipto durante todas las generaciones, absteniéndose de comer Jamets (leudado) durante siete días.

La última plaga consta de la muerte repentina de todos los primogénitos de Egipto, por lo tanto no había casa en la cual no había un muerto.

El Faraón les pide a Moshé y Aharón que salgan todo Bené Israel de Egipto junto con todas sus pertenencias, por lo que salen 600,000 hombres de 20 a 60 años, aparte de los niños ancianos y mujeres, junto con muchos integrantes de otras naciones que salieron con ellos, denominados Ereb Rab.

Termina la Perashá con las leyes de Pidyón Habén y del Tefilín.